Dublín, tradición y modernidad

Sin duda, en los últimos años las compañías aéreas de bajo coste han revolucionado la manera en que nos planteamos nuestras vacaciones y escapadas de fin de semana. Lo que antes era un gasto inalcanzable para muchos, sobre todo si hablamos de viajes de corta duración, se ha convertido en la actualidad en tarifas en ocasiones irrisorias que permiten moverse, sobre todo por Europa y las Islas Británicas, con bastante asiduidad.

Compañías como Ryanair y AerLingus, ambas irlandesas, nos facilitan plantarnos en Dublín en un par de horas por lo que cuesta una buena cena y bien vale la pena aprovechar la circunstancia y hacer una visita a esta ciudad, compendio de tradición y modernidad, que se puede visitar en pocos días y amable como pocas con el visitante, tanto por su configuración urbanística como por el carácter de sus habitantes. Incluso el invierno y los días de Navidad pueden ser una buena época para ello ya que, pese a la lluvia, bastante frecuente, las temperaturas no suelen alcanzar valores extremos.

Que sea una ciudad relativamente pequeña, comparada con las grandes metrópolis europeas, no la hace menos atractiva en absoluto y en ello radica, en parte, su encanto. En ella podemos encontrar prácticamente de todo, desde sus tradicionales tabernas y pubs, que valen una visita por sí mismos, hasta sus museos, de auténtica referencia mundial en algunos casos, pasando por sus áreas comerciales, parques y arquitectura.

Los puntos de visita imprescindibles que proponemos parten desde el ámbito cultural, con el Trinity College, legendaria universidad, a la cabeza. Le siguen la National Gallery, el Dublin Writers Museum, un polo de atracción para los amantes de la literatura irlandesa, el Dublin Castle o el National Museum of Archeology and History.

En cuanto al ocio y las compras, no se puede dejar de pasar una velada en el barrio de Temple Bar, un lugar en que podemos ir de taberna en taberna, disfrutando de la música en directo que se ofrece en muchas de ellas, de una sabrosa cerveza Guinness y, fundamentalmente, del acogedor y cálido carácter de sus parroquianos, siempre dispuestos a pasarlo bien. En esta zona, ya de día, también podemos encontrar mercados de todo tipo durante el fin de semana, aunque será en O’Connell St. donde podamos encontrar la mayor variedad de tiendas y grandes almacenes de todo nivel.

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Si después de todo esto, aún nos queda tiempo, es muy aconsejable pasar un día en la cercana población costera de Howth que, a pocos minutos de distancia de la capital, nos muestra también las maravillas del verde paisaje irlandés.

Fotos: Guillermo Pérez
Para más información: Dublin.ie

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