Sicilia (VII) – Ragusa, Siracusa, Noto y Palazzolo Acreide

Ragusa, en el interior de la zona sureste de Sicilia, sufrió, como otras ciudades de la isla, la devastación de un terrible terremoto en 1693, tras lo cual resurgió, reinventándose a sí misma con profusión de monumentos barrocos que encontramos a cada paso, como la catedral, dedicada a San Giovanni, que domina la parte superior de la ciudad. La iglesia de Santa Maria delle Scale fue fundada en el s. XIV por los cistercienses y conserva de esa época el portal, el púlpito y cuatro capillas con arcos góticos y renacentistas. El Giardino Ibleo es el parque municipal y recoge en su interior la iglesia de San Domenico. En la iglesia dei Cappuccini encontramos un tríptico de Pietro Novelli y el antiguo portal gótico de la destruida iglesia de San Giorgio Vecchio. Del Duomo, de alta fachada, destaca el órgano, llamado Organum Maximum, además de 33 vidrieras historiadas.

De nuevo en la costa oriental, Siracusa fue una de las más grandes ciudades del Mediterráneo en la época de dominación griega y protagonista de los hechos más destacados de la antigüedad. La conquista árabe y sus cambios administrativos, fueron restándole importancia paulatinamente y hoy es una pequeña ciudad, tranquila y silenciosa, pero aún orgullosa de su magnífico pasado. Testimonio de éste son, por ejemplo, el Templo de Apolo y Artemisa, en la isla de Ortigia, del s. VII a.C.; la Catedral, rodeada de elegantes edificios barrocos y que conserva en su interior las imponentes columnas del antiguo templo de Atenea; la Fontana Aretusa; el Castello Maniace, edificado hacia 1239; el Castello Eurialo (s. V a.C.), una gran fortaleza de 15.000 m² las Latomie, antiguas canteras, entre las que destaca la Latomia del Paradiso, inmersa en un frondoso jardín; el Teatro Griego, uno de los más grandes de su era; el Ara de Ierone o el Anfiteatro romano.

En Noto, a escasa distancia de Siracusa, destacan el Arco de Triunfo, la iglesia de San Francesco all’Immacolata, la de Santa Chiara, el monasterio del San Salvatore, la Catedral, el Palazzo Ducezio, el Palazzo Villadorata, la iglesia de Montevergine y la del Crocifisso, en cuyo interior, además de dos leones estilóforos en piedra, de época románica, se conserva la estatua en mármol blanco de la Madonna della Neve, obra de Francesco Laurana en el s. XV.

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La primera colonia fundada por Siracusa en 664 a.C. fue Akrai, núcleo del que desciende la actual población de Palazzolo Acreide que, como sus vecinas, sufrió los rigores sísmicos de finales del s. XVII. De la subsiguiente reconstrucción se conservan la iglesia de San Paolo y la iglesia dell’Annunziata. En la zona arqueológica, a corta distancia del centro urbano se han recuperado la plateia, vía principal que conectaba las dos puertas de la ciudad; el pequeño teatro, todavía en uso; el bouleuterion; las latomie y los cimientos de un templo arcaico dedicado a Afrodita. En el paraje de Santicello, se encuentran los Santoni, doce esculturas rupestres ligadas al culto de la Magna Mater Cibele.

Fotos: Turismo de Sicilia
Para más información: Web de turismo de Sicilia

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