Lisboa es una ciudad con cierto encanto. Bañada por el Tajo, ofrece montaña e innumerables calles que se cruzan con subidas y bajadas, que ya forman parte de su personalidad.
Además de los barrios más populares, como el Alto, Baixa y Chiado, el castillo de San Jorge, junto al barrio de la Alfama es realmente popular. Hace subida y sus casas y monumentos pueden divisarse desde Baixa y Chiado con el castillo siempre en lo alto que se ilumina de de noche.
En la subida hacia el castillo podemos hacer parada en la catedral, de gran importancia arquitectónica, junto a otra iglesia de similar belleza. Por tales calles, encontramos varias tiendas artesanales y de souvenirs, los lugares perfectos para hacer parada y comprar algún detalle, como el gallo, símbolo de Portugal o alguno de sus manteles.
Una vez llegamos al castillo, nos preside la entrada una pequeña estatua un San Jorge con una placa. Después hay que ir recorriendo el lugar, bastante frondoso en medio de bosque, donde llaman la atención algunos pavos reales que se ubican cerca del lugar. Es interesante subir a las diversas torres desde donde contemplar vistas de la bella Lisboa. Arcos y toda clase de motivos medievales recorren el lugar convirtiéndolo en un destino mágico.
Una vez abajo, el barrio de la Alfama deja entrever pequeñas casas y una zona diversa de ocio. Destacan algunos restaurantes (algo caros) porque ofrecen espectáculo de fado en vivo (aunque recomendamos ir a escuchar esta canción portuguesa en el barrio alto donde hay más restaurantes asequibles). En Alfama se encuentra el tradicional Club del Fado y la Casa del Fado, dos interesantes estadartes de esta cultura.
Pero, además, en este barrio, hay restaurantes muy económicos donde se come realmente bien. Recomendamos los bacalaos, el pollo asado y las sardinas asadas. Siempre saben mejor en un terraza al aire libre, especialmente en épocas más calurosas. En invierno, es recomendable su interior, pues el frío es algo considerable.