Es una de las ciudades más enigmáticas y románticas que existen. Praga es, sin duda, la ciudad de los monumentos y edificios más singulares que mezclan estilos diferentes, típicos de la Europa central.
Una escapada en pareja nos aportará mucho más romanticismo porque es la ciudad del amor. Su casco histórico queda definido por edificios antiquísimos y bien lo merece ser reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Palacios, casas de ensueño, iglesias y colores que resaltan y dibujan una ciudad hermosa que nos evoca a épocas pasadas e introduce vanguardismo más moderno. Nos detenemos, por ejemplo, en la Iglesia de San Nicolás, llena de riqueza arquitectónica predominante por el barroco, con esculturas algo recargadas, pero impregnadas por gran magnetismo.
Es momento para darnos un respiro y dejarnos caer en alguna terraza del centro. Probar la rica gatronomía del país nos va a sorprender gratatemente. No te pierdas sus buenos postres siempre en forma de tartas caseras y chocolates de alta calidad.
Una de las joyas más destacadas de la ciudad es el imponente Orloj, reloj astronómico que marca las horas y de la que salen figuras que son apóstoles y van tocando el reloj. La escena es conmovedora llena de magia y siempre está rodeada de turistas que curiosean este momento. El reloj es muy antiguo y forma parte del ayuntamiento de Praga, un edificio imponente que también merece la pena ver.
También es de obligada visita el Castillo de Praga, un fortificación realmente impresionante llena de palacios y otros edificios colidantes. Es muy grande y extenso con medio kilómetro de largo y 130 m. de ancho.
El castillo mezcla toda clase de estilos arquitectónicos, tales como el gótico, el tan típico barroco que está presente en muchos lugares de este zona. Y como no, el renacentista, otro influjo lleno de riqueza y esculturas realmente bellas.
Para alojarse hay realmente lugares de cuento en edificios muy populares. Recomendamos un cinco estrellas todo lujo: el Eurostars Thalia de Praga, que ofrece mil comodidades además de encontrarse ubicado en un edificio neoclásico del siglo XIX.
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