Considerado uno de los hoteles más románticos del mundo, alojarse en el Hotel Amanjena en Marrakech es como vivir una experiencia romántica en las Mil y Una Noches. Claro que esa posibilidad no está al alcance de todas las parejas, pero al menos podemos soñarlo.
La entrada del hotel la compone una columnata que conduce a patios y fuentes repletos de pétalos de rosa, que es la flor de Marrakech. Las paredes del edificio son de adobe rosa, al más puro estilo árabe. Las suites están dispuestas de forma que miran hacia el patio, donde se puede admirar y disfrutar de una piscina elegante, también de estilo árabe. Incluso podemos alojarnos en algunas suites que disponen de jardines y piscina interior propia.
La noche marroquí es única y muy especial, ideal para una escapada romántica repleta de exotismo. Y en el Hotel Amanjena, una cena debajo de la claraboya del restaurante, con la compañía de buena música interpretada por músicos marroquíes, es algo inolvidable. También podemos optar por disfrutar de una cena privada en intimidad, iluminados únicamente por las velas y por la noche de Marrakech. Todo un romance.
Los servicios del hotel en cuanto a relax se refiere son inigualables. Dispone de unos exquisitos baños árabes o hamman donde podremos disfrutar de un masaje exfoliante y de un baño de vapor relajante y muy recomendable para la piel.
En nuestra escapada romántica no puede faltar el deleite que nos producirán los olores de comino, té y menta que se extiende por todo el zoco de Marrakech. Tendremos el disfrute de perdernos por las callejuelas estrechas y sinuosas de la vieja medina. Y si preferimos alejarnos más, tendremos ocasión de conocer y disfrutar en actividades y excursiones de las aldeas bereber que están en el Alto Atlas o, por ejemplo, del precioso pueblo costero de Essaouira, que mira al Atlántico.