La Val d’Aran: la esencia de los Pirineos (I) – Introducción

La Val d’Aran se encuentra en el Pirineo central y tiene la particularidad de ser un valle de vertiente atlántica, por lo que su río principal, el Garona, se abre paso por tierras aquitanas para ir a desembocar a Burdeos (Francia). Tiene una extensión de 620 km² y el 30% de su territorio está por encima de los 2.000 m de altitud. Limita al norte con Francia (Ariège), al sur con la Alta Ribagorza y Aragón, al este con el Pallars Sobirà, y al oeste, de nuevo, con Aragón (Benasque) y Francia (Haute Garonne).

Las altas montañas que rodean el Valle forman una barrera natural que condiciona su climatología pero también ha condicionado sus relaciones con otros pueblos y su propia historia. El constante fluir de las aguas del Garona hacia Francia, por los ya más suaves relieves del Bajo Arán ha sido durante siglos la única puerta realmente abierta, que ha mantenido y consolidado la lengua y la cultura occitanas en este valle integrado administrativamente en Cataluña. Otra muestra de la estrecha relación con el país vecino es que, aunque en el siglo XIV los araneses decidieran definitivamente quedarse al lado de la corona Catalana-Aragonesa, cuyo rey, Jaime II, concedió a cambio el privilegio de la Querimonia, con el cuál se respetaba su autonomía organizativa y administrativa, con sus ‘conselhers’ y su ‘Síndic’, la Val d’Aran siguió administrada eclesiásticamente por el obispado de Comenge (Francia) hasta finales del siglo XVIII.

No hay que olvidar que los puertos de montaña que comunican el valle con Cataluña y Aragón eran inaccesibles durante los crudos inviernos y muy dificultosos el resto del año. La carretera del puerto de la Bonaigua, inaugurada en 1924, permitió la comunicación con Cataluña, pero no fue hasta 1948 que el túnel de Vielha abrió paso masivo a los vehículos, permitiendo así una comunicación con el territorio español durante todo el año. El túnel de Vielha ha sido renovado recientemente con un nuevo túnel más amplio y más seguro, y hay en marcha nuevos proyectos de mejora y desdoblamiento de otras vías internas.

Los 33 pueblos que integran el Valle de Arán forman conjuntos de sabor añejo en los que la piedra, la madera y la pizarra se mezclan con la belleza de sus parajes naturales. Todos y cada uno de los pueblos tienen características propias que se ponen de especial relieve en sus torres y campanarios y emanan de su secular historia, íntimamente ligada a la cultura occitana del sur de Francia, cuyos vínculos han sido siempre más fuertes que con la Península ibérica a causa de la compleja orografía que ha actuado como una frontera natural durante siglos. En las próximas entradas hablaremos brevemente de esta historia, del extenso patrimonio cultural del valle y de la infinidad de atractivos turísticos esperan al visitante en cualquier época del año.

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Fotos: Torismearan.org
Para más información: Turismo de Arán

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