Segovia es un bonita ciudad de la sierra de Guadarrama, cerca de Valladolid y de Madrid. Es muy conocida por su acueducto de origen romano y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1985. Esta ciudad amurallada posee una gran riqueza artística y monumental. Casas, murallas, templos y torres para admirar despacio, con tranquilidad. Existen muchos monumentos religiosos y civiles que visitar. Por ejemplo su fabulosa catedral, en la Plaza Mayor, con 18 capillas y valiosas pinturas y esculturas. Otra visita obligada es el Alcázar, rodeado de cuidados jardines y con un profundo foso con puente levadizo. Desde lo alto de la torre las vistas de la ciudad son espectaculares aunque para poder disfrutarla hay que subir una empinada escalera de caracol que nos puede dejar un poco exhaustos. Algunas de las iglesias de la ciudad son la Iglesia de San Martín, la de la Santísima Trinidad, la Iglesia de San Juan de los Caballeros o la Iglesia del Corpus Cristi, antigua sinagoga mayor. También hay varios monasterios, como el Mosnasterio de El Parral, o el Monasterio de San Antonio El Real, con un impresionante artesonado mudéjar. Existen diversos puntos de información turística donde nos informarán acerca de rutas por la ciudad y de sus monumentos.
En cuanto a la gastronomía segoviana, ésta tiene mucho que ver con la tradicional matanza del cerdo durante los meses más fríos. De ella se obtienen mil productos. Algunos de ellos, típicos de la provincia de Segovia, son el lechazo o el rico cochinillo. También guisos de caza, con perdices y codornices, y la deliciosa caldereta de cordero a la pastora. Tampoco hay que olvidar los embutidos,tales como chorizos y morcillas procedentes de las localidades segovianas de Cantimpalos y la Matilla. Además de productos cárnicos, podemos encontrar pescado procedente de los ríos serranos, como la trucha, y una gran variedad de productos procedentes de la huerta. Y de postre, los soplillos, rosquillas, florones o las tortas, en gran parte elaborados con mimo por las monjas de clausura. El dulce más típico: el ponche segoviano, un dulce aparentemente tostado pero muy cremoso en su interior. Y como no, los vinos de la tierra, como los Blancos de Nieva y los Tintos de Valtiendas.
En definitiva, Segovia es una ciudad para pasear, contemplar, saborear y disfrutar. Si aún no la has visitado, date una escapada este Puente del Pilar, que está a la vuelta de la esquina. Seguro que te mereces unos días de disfrute y descanso.
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