Como vimos en la primera entrada de esta serie, a lo largo de la historia por Sicilia han pasado todo tipo de civilizaciones y culturas. En los rasgos locales encontraremos ojos azules mezclados con cabelleras negras, palabras de origen árabe cruzadas con términos franceses, nítidas geometrías helénicas con intrincados diseños barrocos o modernistas, algo que se hace más patente, si cabe, en su capital, Palermo. Con 3.000 años de historia, iniciada por los fenicios, el verdadero esplendor y su antiguo nombre, Balarm, le fueron dados por los árabes, que la convirtieron en una metrópolis a la altura de Córdoba o El Cairo. Los normandos, más tarde, derribaron las mezquitas pero se valieron de arquitectos árabes para sus propias construcciones, que hoy todavía subsisten con su particular estilo. Suevos y españoles añadieron los estilos de cada época a la magnificencia de la capital y el principio del s. XX trajo el estilo Liberty a la arquitectura local.
Principales monumentos
Quedan sólo algunos restos de murallas púnicas bajo la Capilla de San Cataldo, así como de una villa patricia romana en Villa Bonanno. De la época árabe, el testimonio más evidente es la lengua: el dialecto siciliano y los topónimos están llenos de sus influencias, además de la fisonomía evidente de sus mercados. El Palacio de los Normandos se erigió probablemente sobre una ciudadela fortificada de orígenes fenicios y romanos, sobre la que los árabes a su vez construyeron un castillo,que los normandos reconstruyeron a su gusto, quedando de éste joyas como la Sala de Ruggero y la Capilla Palatina. La iglesia de San San Giovanni degli Eremiti, llama la atención por su exterior, con cinco cúpulas rojas y su exuberante jardín. La Catedral ocupa el lugar tradicional de los lugares de culto de fenicios, romanos, bizantinos y árabes, que los normandos siguieron a su llegada y, tras múltiples añadidos y reformas, es hoy un grandioso edificio de estilo pintorescamente incongruente, que acoge por cierto las tumbas de los principales monarcas medievales de la isla.
La iglesia de Santa Maria dell’Ammiraglio o Martorana data del s. XII es uno de los edificios religiosos más bellos de la ciudad, pese a las modificaciones sufridas desde su construcción, destacando el campanario románico y los mosaicos originales, en perfecto estado de conservación. El Palacio de la Zisa, cuyo nombre deriva del árabe Al-Aziz -es decir, espléndido-, era un edificio destinado al entretenimiento y solaz de los monarcas normandos, con frutales, fuentes y mosaicos, y se ha transformado hoy en Museo del Islam.
Otros interesantes monumentos que conviene visitar en Palermo son el Palacio Chiaramonte o Steri (s. XIV), actual sede del rectorado de la Universidad de Palermo; la iglesia de San Francisco de Asís (s. XIII), de estilo gótico; la Fontana Pretoria (s.XVI); La Piazza Vigliena, también conocida como Quattro Canti di Città, símbolo de la reordenación urbanística española; la iglesia del Gesù; el Oratorio del Rosario de San Domenico; el Oratorio de San Lorenzo; o el Teatro Massimo, uno de los más grandes y magníficos teatros de Europa, terminado en 1897 con una arquitectura inspirada en el neoclasicismo.
Fotos: Turismo de Sicilia
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