Unas vacaciones al laberinto de Fez (Marruecos)

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Fez no es solo una ciudad para visitar, es una ciudad para tocar, oler y probar, y en un solo fin de semana nos puede cautivar con su magia y su enorme encanto.
Realmente Fez son tres ciudades en una: Fez el Bali, Fez el Jedid (Fez la Nueva) y la parte moderna de la ciudad que fue fundada en al año 1920 por los franceses. Esta última es la que evidentemente tiene menos atractivo. Realmente la zona más atractiva es Fez el Bali con su laberinto de 9.400 calles, llenas de barrios que acogen a diferentes gremios profesionales, como es el caso de artesanos, forjadores, alfareros, sastres, etc. Pero lo que más nos puede cautivar es perdernos por el zoco de la ciudad, que llega a convertirse en un placer para los sentidos. Allí os encontrareis lo más insospechado y seguro que os resultará un viaje en el tiempo los aromas y olores mezclados, el bullicio de gente en los puestos, los burros transportando mercancías y abriéndose paso entre el tumulto y bazares con objetos de todo tipo. Todo está en el zoco, desde gallinas, palomas, frutas y verduras, hierbas, especias, cereales, cristalería, hasta retratos del rey, libros, alfarería, cerámica y cosas inimaginables que impregnan al zoco de Fez de un olor y un color únicos. El zoco se encuentra ubicado en calles estrechas con casas muy altas, lo que hace que los rayos del sol al entrar produzcan luces y sombras llenas de enigma y misterio. Seguro que nos dará la sensación de que estamos en una Medina medieval. De hecho, la Medina de Fez es la más antigua de Marruecos y está entre las más grandes del Magreb.
Fez se fundó en el 799 y en poco tiempo se convirtió en la primera capital del reino de Marruecos hasta que los franceses, en el año 1913 dan la capitalidad a Rabat.

No debemos irnos de Fez sin visitar su famoso barrio de los curtidores (el Suq de la Medina), que son quienes suministran la materia prima para los famosos artículos de marroquinería de Marruecos. Este barrio siempre está lleno de turistas y seguro que conocerás bastante fotografías del lugar. Allí podemos ver de primera mano como se transforman las pieles de animales en productos artesanales de marroquinería. De hecho, en Marruecos solo existen dos ciudades que dispongan de este tipo de talleres para curtir y tintar las pieles, Fez y Tetuán. Dentro del gremio de curtidores de pieles, la tenería de Al-Chauara es la más importante. Allí encontraremos un patio central con numerosas fosas de ladrillo y alrededor de él están situados los talleres donde se tratan las pieles. Las fosas están llenas de tinte de diferentes colores y en ellas, cientos de curtidores se dedican a remojar, lavar y frotar las pieles. Realizan exactamente el mismo proceso que sus antepasados centenarios, por lo que nos puede dar la sensación de que viajamos en el tiempo durante nuestra visita.
La ciudad de Fez es una ciudad creada por desterrados y expulsados llegados de diferentes lugares. Por ejemplo, en el margen derecho del río Fez encontraremos a los descendientes de los andaluces expulsados de Córdoba. En el izquierdo descendientes de fugitivos llegados de Kairuán, y en general, gente que llegaba huyendo de algún rincón del mundo. Ese conjunto de exiliados dio vida a la ciudad de Fez y le confirió el espíritu necesario para que llegara a ser uno de los centros culturales más importantes del mundo islámico.
Vereis que la gente es muy comunicativa y amable, sobre todo con los españoles, a los que se suelen ofrecer como guías, aún teníendolo prohibido y con riesgo de cárcel incluso. Las mujeres suelen llevar ropas con colores muy alegres, proporcionando alegría y belleza a la ciudad.
La gente de Fez acostumbra a subir al atardecer a un mirador que está situado en la Avenue des Merinides, por la zona de la muralla norte. Desde allí se divisa toda la ciudad desparramada por el valle, con sus mezquitas destacando por encima de las casas. Si observamos la parte nueva de la ciudad, seguro que nos llama la atención la cantidad de antenas parabólicas que se aprecian por todos lados en las fachadas de las casas.

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En cuanto a la gastronomía, deciros que existen algunos buenos restaurantes, donde además de poder degustar los platos típicos marroquíes nos deleitaremos con un pintoresco espectáculo de la danza del vientre, unido al deleite de poder escuchar música bereber. Ese es el caso de Al Fiurdaous (10, Rue Zenjfour. Tfno: 212/55/634343), del restaurante Dar Saada (21, Souk el Attarin. Tfno: 212/55/637370) que se encuentra ubicado en un palacio del siglo XVI y tiene muy buena cocina. También es muy conocido El Zagora (5, Boulevard Mohamed VI. Tfno: 212/55/940686) que tiene como especialidad de la casa el cordero.
En fin, seguro que cuando volvamos a España, parecerá que durante nuestra escapada de fin de semana hemos vivido un cuento de las Mil y una noches.

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