Italia es imprescindible. De norte a sur esconde vedaderas joyas arquitectónicas con muchos legado de historia. Milán es uno de esos rincones, donde además la modernidad, el lujo y la moda está presente en toda la ciudad. ¿Te vienes de escapada a Milán?

–El Duomo. Es un edificio de grandes dimensiones que ya es símbolo de Milán. De diferentes estilos arquitectónicos, aporta arte y esculturas a base de mármol blanco de gran belleza. Podemos entrar y descubrir también su encanto interior. Y también se puede subir a su azotea, andando o bien ascensor. Desde arriba se ven increíbles vistas a la ciudad.

–Sus jardines y parques. Es una ciudad abierta donde lo verde está presente en forma de parques y jardines. En primavera suelen ser lugares óptimos para comer, cenar, hacer un pic nic con toda la familia.

–Galleria Vittorio Emanuele II. Está en el centro y nos conduce al Duomo o catedral de la ciudad. Esta galería comercial llama la atención por su arquitectura, al estar construida en el siglo XIX. En esta galería hay tiendas de diferentes estilos, tanto de lujo como de pequeños comerciantes.

–La Última Cena de Leonardo da Vinci. En la iglesia de Santa María Delle Grazie, se encuentra una de las pinturas más importantes del mundo. El fresco de la última cena impresiona por su realismo, los colores y por representar algo tan importante en la historia. Para entrar y verlo, se recomienda reservar las entradas con antelación, porque normalmente siempre está lleno de turistas y se agostan en minutos.

–Castillo Sforzesco. Es también uno de los monumentos que no debemos perdernos de la ciudad. Data del siglo del siglo XIV, de ahí su importancia histórica que podemos recorrer por fuera y por dentro.

–Basílica de San Ambrosio. Es otra representación de las iglesias de renombre de la ciudad. En la que destacan los constrastes entre moderno e histórico. Su reconstucción se realizó en el siglo XI y la gran parte del estilo que la recorre es el románico lombardo.