Además de ser uno de los destinos turísticos más conocidos y románticos de todo el mundo, ya desde el siglo XIX, cuando las clases altas y medias empezaron a apreciar el «veraneo» junto al mar, la Costa Azul francesa posee excepcionales atractivos artísticos, que reflejan la historia y la tradición de la región, plasmada a lo largo de los siglos por artistas de renombre que la escogieron como lugar de inspiración para sus obras más destacadas.
De hecho, en esta región podemos encontrar museos dedicados a artistas como Fernand Léger, en Biot; Marc Chagall, en Niza; Picasso, con el Museo Nacional «La Guerra y La Paz», en Vallauris, además del Museo de Arte Moderno y Arte Contemporáneo de Niza, la Fundación Maeght, en Saint-Paul-de-Vence, la Fundación Hartung-Bergman, en Antibes, el Museo Magnelli o el Espacio del arte concreto en Mouans-Sartoux.
Este rincón de la Francia meridional también atesora numerosos edificios históricos elevados a la categoría de arte por la mano de artistas de todos los tiempos, como el Castillo de Villeneuve – Fundación Emilie Hugues y la Capilla del Rosaire, llamada también Chapelle Matisse, en Vence; la Capilla de los penitentes blancos decorada por Folon, en Saint-Paul; la Capilla de St Pierre o Chapelle Cocteau, en Villefranche-Sur-Mer, y un largo etcétera.
También son de destacar las rutas turísticas dedicadas a los jardines de la Riviera, que incluye más de 60 zonas verdes de especial interés por su característico estilo de la Belle Epoque; o la Ruta del Barroco Nisso-Ligure, que nos acerca a los más de 80 monumentos religiosos y civiles de este estilo arquitectónico. Un patrimonio de valor incalculable que comprende capillas, iglesias, palacios y otros edificios datados desde finales del siglo XVI hasta principios del XVIII. Sin duda vale la pena detenerse a admirar toda esta riqueza cultural, además de disfrutar del fantástico clima y el glamour y romanticismo de la Costa Azul.