Roma es una ciudad que encadila vayas cuando vayas, y si repites mejor. Si tienes un fin de semana, Roma te sabrá a poco, pero te servirá para hacerte una amplia idea de su historia, sus edificios y el porqué está situada como una de las ciudades más bellas del mundo.
Vayamos al grano para desvelar los lugares más importantes que no puedes perderte si tienes tres días por delante. El Coliseo impresiona por ser una de las obras que quedan del imperio romano más impresionante. Su historia la marcan sus fundadores, los emperadores de la familia Flavia quienes ordenaron su construcción.
Como ya es sabido, este lugar era destinado a los espectáculos entre gladiadores y a cazas de animales salvajes que tenían lugar en esa época. Hay que destacar que la construcción definitiva se jactó en el imperio de Domiciano (81-96 d.C.). Ha sido restaurado en varias ocasiones, y a principios del siglo XIX se llevaron a cabo las primeras obras de consolidación estática de la estructura.
No podemos perdernos el vaticano, lugar de peregrinación de los cristianos y residencia del papa desde hace siglos. La plaza San Pedro atrae por su gran extensión. Allí se encuentra la iglesis más grande del cristianismo, con un total de 22.000 metros cuadrados y una gran cantidad de obras de arte de gran relevancia. Ejemplos son “La Piedad” de Miguel Ángel; la “Tumba de Clemente XIII”, de Canova; y el mosaico de la “Navicella”, de Gioto.
Famosas por sus interminables escalinatas, la Plaza de España es obra de Francesco de Sanctis y destaca por su amplitud y diversidad de estatuas y otras verdaderas joyas arquitectónicas. En lo alto se sitúa la Iglesia de la Trinidad de los Montes – realizada por encargo del Rey Luis XII de Francia en 1502. En las calles colindantes podemos ir de compras (si nos llega) porque la mayor parte de las tiendas de esta zona son de importantes diseñadores que han dado la vuelta al mundo por su destacadas creaciones.
La Fontana Di Trevi es una gran expresión de la belleza. Su fuente es impresionante y fastuosa, y está dedicada al poder del agua. Se construyó durante el siglo XVIII y es obra de Incola Salvi. La figura de Océano llama la atención, al igual que su gran obras de diseño y arquitectura donde destaca la naturaleza en cada una de sus representaciones. Si quieres volver a Roma, una moneda tendrás que tirar en la fuente, siempre de espaldas, algo ya tradicional realizado por millones de turistas al año.
Recomendamos comer y cenar en cualquier de los restaurantes que convergen entre la fontana y la Plaza de España, el sabor italiano de sus carnes y pastas de diversos tipos es inconfundible sea cuál sea la categoría del establecimiento.