Palacios, castillos, jardines de nuestros antepasados… la historia de cada ciudad se mide por sus monumentos, lugares realmente importantes que visitar y que no puedes perderte porque engloban estancias y una arquitectura que admirar.
En este artículo nos centramos en algunos castillos que ya son símbolo de ciertos destinos y que se convierten en edificios muy románticos, pues allí habitaron reyes, monarcas y cortes que vivieron sus más importantes historias de amor.
En Rumanía, el castillo de Bran es el lugar de inspiración de la novela Drácula, donde residió este importante personaje. Toda la ciudad está llena de manifestaciones unida al terror y el miedo, y el castillo llama la atención por su arquitectura. De visita imprescindible si andas por allí.
Por otra parte, en Edimburgo, su castillo es el edificio más visitado de la ciudad. En el centro de la urbe está en una pequeña colina y podemos ir entrando a sus diversas dependencias, donde hay exposiciones temporales. Lo que más destaca es que ofrece vistas impresionantes de toda la ciudad y del mar, gracias a sus acantilados. Actualmente, es un centro cultura donde se exhiben piezas históricas, como joyas, trajes, escultura…
En los países anglosajones, los castillos abundan, pues allí habitaban y todavía residen parte de su aristrocracia. El ejemplo más claro es el castillo de Windsor, que data del siglo XIII y que es residencia de los monarcas británicos. Se encuentra a unos km de Londres, así que se recomienda como excursión de una jornada que comprende entrar en todo el complejo y el pueblo y descubrir algunas de las estancias que están abiertas al público.
En España, el castillo de Monzón es de gran valor arquitectónico. Su figura se observa desde la carretera, pues está en lo alto y el exterior data de los siglos XVII y XVIII. Existen diversas torres fortificadas, como la de Jaime I y la del Homenaje, que servían de defensa.
Otro ejemplo de edificio de defensa de la Edad Media es el castillo de Chambord, situado en la región del Loira, llena de estas representaciones, que deja entrever los arcos en punta, símbolo de la más arquitectura francesa.
